En Venezuela cada año nacen alrededor de 550 mil niños. Mueren unas 150 mil personas y vivimos unos 30 millones de habitantes. El objetivo del Sistema de Salud es garantizar el derecho a la salud de la población, lo que quiere decir:
1. PROMOVER LA SALUD para mantener la población lo más sana posible, mejorando sus condiciones y calidad de vida actuando sobre los determinantes sociales de la salud. LO PRIMERO ES UNA POLITICA PROMOCIONAL DE LA CALIDAD DE VIDA Y SALUD.
2. PREVENIR LA ENFERMEDAD evitando que la población enferme y muera de enfermedades evitables, actuando sobre los factores de riesgo tanto individuales como colectivos.
3. ATENDER Y CURAR LA ENFERMEDAD garantizando atención oportuna y de calidad a aquellos que lo requieren.
4. REHABILITAR y limitar el daño producido por la enfermedad y propiciar la pronta reincorporación a la vida social de la persona afectada.
Esas son las funciones fundamentales de un sistema de salud: promover, prevenir, atender curando en lo posible, y rehabilitar y limitar el daño. Todo ello en una dimensión tanto individual, como colectiva.
Desde esa perspectiva, en Venezuela las cosas no están bien.
No se ha logrado construir el sistema público nacional de salud previsto en la Constitución. NO SE ESTA GARANTIZANDO EL DERECHO A LA SALUD A LA POBLACIÓN. Veamos:
1. Mueren y enferman muchas personas por enfermedades fácilmente prevenibles. Ejemplo de ello, las tasas de mortalidad materna por encima de 100 y de mortalidad infantil en 20. Las epidemias de sarampión, difteria y paludismo.
2. La crisis ha deteriorado la calidad de la vida. Han reaparecido los niños en la calle y las personas en condiciones de indigencia. El deterioro del salario por la hiperinflación genera serios problemas para la satisfacción de las necesidades básicas de la gente, particularmente la alimentación. Hay hambre y desnutrición.
3. La atención a la enfermedad está en crisis. Los hospitales están colapsados. No tienen insumos. Cerca de la mitad de los quirófanos no funcionan. Los enfermos deben padecer un viacrucis para lograr atención a su enfermedad. Las epidemias de violencia y accidentes colapsan los hospitales.
4. La Red de Barrio Adentro hace tiempo dejo de ser lo que fue en un principio, se ha deteriorado mucho y la atención es deficiente. Están plagados de problemas administrativos, de infraestructura y de personal. Es lamentable que un porcentaje significativo de los Centro de Diagnóstico Integral están en ruinas. Es evidente que fueron contratados y construidos por gente que pensaba más en los negocios que en la salud de la gente.
5. Mucha de la tecnología necesaria para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad no está disponible. El Estado venezolano ha hecho una enorme inversión en tecnología, ha comprado muchos equipos: tomógrafos, resonadores, aceleradores lineales, etc. pero no están funcionando. Hay que investigar las fallas en los procesos de compra, la corrupción, la ausencia de políticas de mantenimiento y el saboteo.
6. En relación a medicamentos la situación es crítica. Según cifras de CADIVI el Estado entregó más de diez mil millones de dólares preferenciales a empresas farmacéuticas… pero no hay medicamentos… o se cogieron los reales o se llevaron los medicamentos al exterior. O ambas. El contrabando de extracción de medicamentos es fácilmente detectable en cualquiera de nuestras fronteras. Debe investigarse la complicidad y la corrupción en la asignación de dólares preferenciales y en el contrabando de extracción. Ninguna de esas cosas pasarían sin complicidad y relajamiento de las autoridades. Auditoría de esas empresas y rendición de cuentas es indispensable. Sanción y cese a la impunidad es una prioridad. Pero la realidad es que no se consiguen los medicamentos, y hay gente que muere por eso.
7. El Estado ha invertido en los últimos años millones de dólares para construir fábricas de medicamentos y vacunas, almacenes y centros de distribución, pero no funcionan o lo hacen a medias. Venezuela tiene la fábrica de vacunas más grande de Suramérica, y allí no se produce, solo se envasa y etiqueta. Cinco fábricas de medicamentos están desde hace años por arrancar, pero siempre hay algo que falla… hay que analizar con detalle la capacitación de nuestros técnicos para ponerlas a funcionar y el eventual saboteo de los múltiples interesados en que no funcionen…
8. En relación a los profesionales y técnicos la situación es crítica. En los últimos años han emigrado más de 20 mil profesionales de la salud. El déficit es muy grande. El estado ha hecho una gran inversión para formar médicos integrales comunitarios que nadie controla y hoy no se sabe bien ni donde están ni quiénes son, ni si están cumpliendo las funciones para las que fueron formados. El grueso de las enfermeras formadas por el Estado trabajan para el sector privado.
9. Para colmo, el Estado Venezolano financia al sector privado de la salud. El gasto público en seguros de hospitalización, cirugía y maternidad (HCMs) para nutrir a las clínicas privadas sobrepasa el presupuesto del Ministerio de Salud.
10. Lamentablemente no hay real participación popular, la gente no participa, y cuando lo hace se trata de manipular y controlar esa participación. Ha habido intentos, los comités de salud que se reunían los primeros sábados de mes, los consejos presidenciales, el congreso de la patria en salud, pero todos han quedado frustrados y no han logrado ser escuchados. Sin participación de la gente, no será posible construir un sistema de salud eficiente y de calidad.
11. Toda esta crítica situación se acompaña de la ausencia de una Política Nacional de Salud y de un Ministerio extremadamente débil. Después de 17 años de Constitución no tenemos Ley de Salud, entre otras cosas porque carecemos de una visión compartida de lo que debe ser el sistema de salud. Hay quienes no entienden el sentido único y universal del sistema público de salud y defienden sus pequeñas parcelas. El sistema de salud está extremadamente fragmentado, pero hay quien lo prefiere así, por un lado el Ministerio, por otro Barrio Adentro, por otro el IVSS, el IPASme, PDVSA, y cada Poder Público, Ministerio, Gobernación o Alcaldía tiene su propio sistema de “aseguramiento” y “ayudas”. Quien gana en todo este despelote: el sector privado de la salud.
Por último, la alta rotación de los cuadros directivos de la salud. En el gobierno de Maduro hemos tenido siete ministros. En tiempos de Chávez tuvimos nueve. El promedio sumados los dos periodos es de menos de un año por ministro. Algunos muy buenos, otros ignorantes, algunos corruptos. Así no se puede. Lo peor, es que los peores son los que más tiempo han durado… los mejores, cuando empiezan a enfrentar la corrupción y el despelote… van pa` fuera!
Como nota final, dejo constancia que las pocas cifras que se mencionan son aproximadas, ya que el estado no publica datos y estadísticas desde hace varios años. Esa opacidad en relación a la información es inaceptable. Pareciera que ocultando las cifras se tapa la realidad, cuando lo que sucede es que no permite conocer la magnitud de los problemas y realizar análisis que permitan confrontarlos.
Como es evidente, este artículo es sólo el diagnóstico, la próxima semana revisaremos un conjunto de propuestas para enfrentar esta crítica situación.
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