Los
transportistas exigen al Gobierno nacional que los libere de las regulaciones o
que subsidie el servicio, tanto a ellos como al usuario.
Los altos costos de mantenimiento, la disminución de importación de
repuestos, una galopante inflación y la escasez de efectivo tienen al sistema
de transporte de Venezuela en jaque, mientras la población padece los efectos
de esta crisis con un pasaje inestable y largos tiempos de espera para
trasladarse.
Los venezolanos tienen que hacer largas filas para tomar un
autobús que los movilice dentro de los centros urbanos por la poca oferta de
unidades de transporte con las que cuentan los sistemas públicos y privados del
país.
Según representantes del gremio de transportistas, la responsabilidad de la
crisis es atribuible al Gobierno nacional que eliminó subsidios, dejó de
invertir en el sector y creó programas que no mantienen su funcionamiento en el
tiempo.
El
presidente del Bloque Oeste de transportistas de Caracas, Hugo Ocando, explicó
a Efe que los chóferes tienen un ingreso regulado por las tarifas fijas,
mientras que los gastos de mantenimiento son impredecibles debido a que la
economía del país se mueve, en muchas ramas, con divisas a precios del mercado
negro.
Según
Ocando, 70 % del sector transporte está paralizado a nivel nacional, y solo en
la Gran Caracas la cifra de unidades pasó de 18.000 a 6.000 porque están
accidentados o dejaron de prestar el servicio.
Cadáveres de decenas de autobuses pueden verse abandonados a la
intemperie en varios puntos de la capital venezolana, y el término
“canibalismo” surge para referirse a la sustracción de piezas a unidades en
dique seco para reparar las fallas de otras.
Pero el
declive del sistema de transporte no solo afecta a quienes prestan el servicio,
también al que lo usa.
Los
costos sustraen del bolsillo del usuario un elevado porcentaje de sus ingresos
mensuales. Dos traslados diarios a un pasaje de costo más bajo de 280 bolívares
se convierten al mes en 16.800 bolívares, lo que representa un 12 % del salario
mínimo en Venezuela (136.544 bolívares, unos 40 dólares).
Sin embargo, estas estimaciones no se cumplen siempre por la cada
vez más libre “piratería”.
“El
Gobierno ha incentivado, con la regulación de la tarifa, al pirata. Los
compañeros abandonaron las líneas organizadas y se están yendo a piratear”,
señaló Ocando.
Efe
pudo constatar en el este de Caracas la operatividad de una de estas nuevas
paradas de “piratas”, con rutas paralelas a las ya existentes y en las que cobran
550 bolívares por un traslado que legalmente es de 280 bolívares.
A pesar
de que las carencias son las mismas y de que un aumento de tarifa no resuelve
el problema neurálgico, la diferencia es que los ingresos diarios de los
piratas son más elevados y con ello aumentan sus posibilidades de adquirir
repuestos más rápidamente.
Ocando
sostiene que mientras no se controle la inflación no habrá tarifa que aguante
los costos.
Por su parte, los usuarios denuncian que con la creación de estas
nuevas paradas los chóferes ahora los dejan “botados a mitad de camino” para
que estos se vean en la necesidad de tomar otra unidad que culmine su trayecto,
lo que incrementa aún más los gastos por traslados de los venezolanos.
Pero no
solo el sector privado está afectado por la falta de repuestos. Por ejemplo, el
Metro de Caracas y sus sistemas complementarios como el Metrobús, funcionan a
media máquina y con fallas constantes.
Al
menos diez caraqueños entrevistados por Efe prefieren el transporte terrestre
al subterráneo debido a la demora que presenta, a pesar de que en el Metro con
apenas 36 bolívares (0,01 centavo de dólar) se cubren los traslados de una
semana completa.
Por
otra parte, zonas del este de Caracas, como Chacao y Baruta -considerados
bastiones de la oposición venezolana-, dejaron de disfrutar del servicio de
Metrobús desde que comenzaron las manifestaciones antigubernamentales en abril,
bajo el argumento de que se trata de una medida de seguridad preventiva.
Dos
meses después de que cesaran las protestas las rutas continúan suspendidas en
estas zonas en las que las protestas se desarrollaron con intensidad.
Ante la
crisis, los transportistas exigen al Gobierno venezolano que los libere de las
regulaciones o que subsidie el servicio, tanto a ellos como al usuario.
Alegan
que si las autoridades quieren ayudar al pueblo, estas deben ayudar a los
transportistas porque son ellos quienes “cargan” al pueblo.
11 de octubre de 2017 10:39 am
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