Santos anuncia controles más estrictos con 3.000 agentes y un centro de atención al migrante en colaboración con la ONU
El éxodo masivo de venezolanos que huyen a Colombia se ha convertido en
los últimos meses en una
emergencia humanitaria que afecta a ambos países, que comparten unos 2.200 kilómetros de frontera. Lo es bajo el
régimen de Nicolás Maduro, por la escasez ya estructural que golpea a la
población. Y lo es al otro lado de los ríos Táchira o Arauca, donde el impacto
de los flujos migratorios, que aumentaron un 110% el último año, es cada vez
más difícil de sostener, según las autoridades locales. Alrededor de 550.000
personas, con visado y sin papeles, llegaron con la intención de quedarse en
Colombia. Esa cifra, según cálculos oficiales, puede alcanzar el millón en
julio.
Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, recibe
cada día decenas de miles de
venezolanos que cruzan los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula
Santander. Hoy es una suerte de ciudad dormitorio. Desde ese municipio, el
presidente Juan Manuel Santos anunció este jueves una batería de medidas para
afrontar esta crisis, que incluyen el despliegue de más de 3.000 agentes en
esos territorios y la construcción de un centro de atención al migrante en
colaboración con Naciones Unidas.
“El problema se ha venido agravando, ha venido creciendo. Y eso, pues,
ustedes saben que es debido a esta terrible crisis que vive Venezuela”, señaló
el mandatario, acompañado de buena parte de su Gobierno, al
término de una reunión en la que participó junto el jefe de la ONU para
Colombia, Martín Santiago, con alcaldes de municipios
fronterizos, representantes gremiales y mandos militares. “Y es una crisis que
está afectando no solamente al departamento de Norte de Santander. A todos los
departamentos de la frontera. Y a todos los departamentos de Colombia, porque
en todos los departamentos hay presencia de migrantes venezolanos y hay efectos
que tienen sobre lo que hoy estamos viviendo”, aseguró.
Santos explicó que se reforzará
el control militar en los pasos fronterizos y en las trochas, los caminos más remotos convertidos en las vías
habituales del contrabando, la delincuencia y el tráfico de personas. Al mismo
tiempo, las autoridades buscan regular el ingreso de venezolanos de manera
“controlada, ordenada y dentro de la legalidad”. Los ciudadanos del país vecino
que ya se encuentran en Colombia deberán acudir en un plazo de dos meses a una
personería o una defensoría. En esas oficinas públicas, repartidas en todo el
territorio, tendrán que registrarse y recibirán un comprobante con su estatus.
El gobernante adelantó también que ya no se expedirán las llamadas tarjetas de
movilidad fronteriza, utilizadas sobre todo por quienes se desplazan a diario
entre las ciudades venezolanas de San Cristóbal y San Antonio y Cúcuta. A
partir de ahora, será obligatorio sellar el pasaporte.
Los servicios sanitarios colombianos han vacunado a más de 112.000
personas, han atendido a más de 23.000 niños y a cerca de 900 mujeres a punto
de dar a luz. Alrededor de 10.000 menores han ingresado en los colegios
públicos. “Los niños van a seguir recibiendo educación y van a seguir
recibiendo acompañamiento del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar,
siempre y cuando estén registrados”, recalcó Santos, quien habló también
generosidad y alertó contra los brotes de intolerancia. “Venezuela fue muy
generosa con Colombia cuando los colombianos quisimos irnos a buscar una mejor
vida. Y a los millones de colombianos que quisieron irse para Venezuela a
buscar una mejor vida nos abrieron sus brazos, nos abrieron sus puertas.
Nosotros también debemos ser generosos con Venezuela en estos momentos de
dificultad”, consideró antes de pedir que se evite la xenofobia y las actitudes
hostiles.
“Así como seremos severos en los controles, seremos solidarios con los
migrantes”, prometió. ¿De qué forma? Una muestra, dijo, será la construcción,
con la ayuda de Naciones Unidas, de un centro de atención al migrante con
capacidad para acoger a 2.000 venezolanos de paso por el departamento de Norte
de Santander. También instruyó a los inspectores de trabajo para que castiguen
cualquier tipo de abuso laboral, ya que el éxodo masivo puede favorecer la
explotación. “No vamos a permitir que empresarios inescrupulosos abusen de los
migrantes venezolanos. Que abusen ofreciéndoles salarios de miseria”, agregó.
“Además, esos salarios de miseria atentan también contra el empleo de los
colombianos”. El hombre de confianza del presidente colombiano al frente de la
coordinación de este operativo será Felipe Muñoz, actualmente delegado en la
oficina de Colombia ante el Banco Interamericano de Desarrollo.
Numerosos venezolanos intentan cruzar la frontera con Colombia, en Cúcuta. CARLOS GARCIA RAWLINSREUTERS
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